Hubo enroque de autoridades en la Unión Industrial de Catamarca (UICA). Sucede que su ahora expresidente, Raúl Colombo, dejó el cargo después de tres décadas y en su lugar asumió Carlos Muia -empresario titular de la firma Confecat-, quien estaba en la vicepresidencia del organismo. El giro de autoridades se dio el miércoles último, cuando se realizó la elección de autoridades.
Así, Muia encabezará una gestión de dos años acompañado por Colombo en la vicepresidencia. La comisión directiva incluye como tesorero a Adolfo Yáñez y como secretario a Diego Colonna. El resultado de la elección de autoridades implica un cambio histórico para la prestigiosa entidad, ya que Colombo fue conductor de los industriales incluso desde antes que la UICA se conformara como tal.
En el pasado, Colombo se desempeñó primero como presidente de la desaparecida Cámara de la Industria de Catamarca (CIC) y en 1985 quedó naturalmente como titular de la flamante UICA, integrada a la Unión Industrial Argentina (UIA).
Son 33 años de constantes devenires, períodos de crisis y también etapas de progreso, con un momento de especial expectativa que fue la implementación del Régimen de Promoción Industrial. Ese plan, basado en exenciones impositivas, buscaba que muchas fábricas se radicaran en Catamarca, y si bien modificó el panorama provincial, nunca alcanzó el potencial originalmente previsto.
Sin perjuicio de ello, permitió que en la provincia, donde las grandes fábricas apenas rondaban la media docena, se creara un parque fabril: el área industrial El Pantanillo. Allí se destinaron decenas de proyectos, muchos de los cuales se concretaron y generaron miles de puestos de trabajo genuino.
Catamarca se sumó a la Promoción después de otras provincias y, con aciertos y errores, muchas plantas se abrieron y se consolidaron inversiones fuertes en rubros como el metalúrgico, el textil, químico o industrias plásticas.
Flamante
Tras la asunción, el nuevo presidente del UICA comentó que la actividad dentro de la institución es “ad honorem” y se trabaja vinculando lo gremial con lo empresario.
En diálogo radial, fue consultado respecto a la situación económica del país y, por correlato, de la provincia. En este sentido, Muia contestó: “Estamos muy preocupados, porque a nosotros en la provincia nos cuesta mucho conseguir puestos de trabajo industriales”.
En esta línea, apuntó: “Cuando vemos que se pierden puestos laborales, en el caso de Alpargatas o Tileye, nos duele. Toda pérdida de empleo industrial a nosotros nos duele. El objetivo que tenemos como entidad es acrecentar la presencia industrial y a través de ello generar puestos de trabajo, algo que consideramos el camino hacia una provincia viable”.
Sobre este último concepto, el flamante titular de los industriales esbozó que “el camino hacia una provincia viable es cuando el sector privado tiene mayor injerencia o protagonismo que el sector público”. “No podemos depender del sector público, debemos generar las condiciones necesarias para que el empleo privado sea un protagonista”.
De cara al futuro, Muia se mostró optimista, una actitud que, según dijo, es propia del empresario. Reconoció el proceso de ajuste que atraviesa el país contemplando “que quizás ha llegado a su máxima expresión”, con lo cual “ahora vendrá el tiempo en que toda la economía austera se termine y comience un proceso de recuperación del mercado interno”.
“La percepción es que en tres o cuatro meses deberíamos tener indicios que esto empiece a mejorar”, dijo el empresario.
Impuestos distorsivos
Así las cosas, señaló que sus dos años de gestión al frente de la UICA se basarán en el trabajo en equipo, apuntando principalmente a tratar que “no se pierdan nuevos puestos de trabajo, de ser lo más competitivos posible y de que no nos cobren tasas distorsivas”.
Al respecto, reseñó que en el sector industrial se paga una tasa “sobre consumo energético en las empresas que es el 6 por ciento”, cuyo “1 por ciento va destinado al ENRE y eso no tienen ningún sentido”. “Una tasa es en función de una contraprestación y acá no existe, es un costo dañino puro para las empresas. Uno de los primeros objetivos será ir en contra de estas distorsiones, decirles a los encargados del tema ‘miren sus propios recursos y presupuesto’ y no intente cubrir con tasas distorsivas los ajustes que deberían hacer para adentro’”, planteó Muia.