Cavia porcelus es su nombre científico pero a nivel informal se la conoce más como cobaya o conejillo de Indias. Fuera de nuestras fronteras y más concretamente en Latinoamérica, de donde procede, este pequeño roedor recibe el apelativo de cuy. Te preguntarás de dónde sale esta palabreja. Muy sencillo, es la onomatopeya que este simpático animalillo emite.
Las cobayas son animales pequeños que pueden alcanzar el kilo de peso y llegar a vivir entre 5 y 8 años. Son herbívoras y necesitan aportes de vitamina C (procedentes, por ejemplo, de trocitos de pimiento rojo, mandarina o naranja) para no enfermar y morir. Su alimentación se compone principalmente de heno e incluye verduras, frutas y pienso especialmente diseñado para ellas. Para que estén muy sanas, lo mejor es que el veterinario te recomiende un alimento seco de buena calidad.
Quizá no sepas que en algunos países latinoamericanos se coma carne de cobaya o que desde el s.XVII se haya empleado en la investigación médica. Afortunadamente hoy en día habita más las casas de medio mundo que las jaulas de los laboratorios.
Se trata de una mascota que no requiere grandes espacios, complicados cuidados o una enorme cantidad de tiempo, por lo que es una opción perfecta si se quiere tener un animalillo en casa pero no se quieren o pueden asumir las responsabilidades que implica tener un perro o un gato. Con esto no queremos decir que te puedas desentender de la cobaya a la primera de cambio o que no la lleves al veterinario si el animal lo necesita, sino que exige menos dedicación que otras mascotas. Además tiene un carácter muy afable y sociable que enamorará a niños y mayores.
¿Sabías que las cobayas son muy inteligentes? La tuya no te dará la pata como un perro pero sí que será capaz de aprender trucos si le dedicas tiempo y te armas de paciencia. ¿Suena bien, verdad? También adoran vivir en grupo y son muy vivarachas.
Una vez más, hacemos hincapié en la existencia de cobayas que esperan ser adoptadas. Antes de comprar un ejemplar, párate a pensar si sería más conveniente proporcionarle un hogar a alguna que se encuentre en un refugio.
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Pueden aprender
Las cobayas son animales inteligentes que, con un poco de paciencia, pueden aprender a hacer unos cuantos trucos.
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Muy sociables
Las cobayas son muy sociables y adoran vivir en grupo para poder jugar con los demás. Existe un jefe de la manada que es el encargado de cuidar de todos. Cuando caminan juntas, lo hacen en fila india, siguiendo a la cobaya de mayor tamaño.
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Cerdo de Guinea
Aunque las cobayas también reciben el nombre de cerdo de Guinea, no proceden de esta región sino de los Andes. En Latinoamérica también se les conoce con el nombre de “cuy”, que es la onomatopeya del sonido que emiten.
A las cobayas se les llaman cerdos de Guinea
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Usadas para investigación médica
Desde antiguo, más concretamente desde el s.XVII, las cobayas han sido usadas para experimentos médicos, recibiendo el tan conocido apodo de conejillos de Indias. Hoy en día se emplean más las ratas y los ratones para la investigación.
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Se comen en algunos países
En Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú se come carne de cobaya. Se crían tres razas de cobaya: la Perú, la andina y la inti y son consideradas por muchos un manjar.
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La orina como arma arrojadiza
Si alguna cobaya está molestando a otra de forma insistente, puede que la que se sienta agobiada lance un chorro de orina a la otra. ¡Puaj!
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Se comen sus excrementos
Las cobayas generan dos tipos de excrementos, uno de ellos lo ingieren porque su organismo necesita determinados nutrientes presentes en las heces.
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Oído fino
Las cobayas son capaces de oír sonidos de hasta 40000 a 50000 hz y pueden emitir vocalizaciones por encima de los 20000 hz.
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La reproducción
Las cobayas pueden procrear a partir de los dos meses y las crías nacen con los ojos abiertos y cubiertas de pelo. Son capaces hasta de beber agua y comen heno a las pocas horas de vida. El embarazo de la cobaya dura entre unos 60 y 70 días aproximadamente.
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Sus dientes no dejan de crecer
Al igual que les ocurre a los conejos, los dientes de las cobayas no dejan de crecer. Por eso, deben tener acceso ilimitado al heno, para que vayan limándose.