Mientras que Venezuela llama a un referéndum para definir el destino de la región del Esequibo, Guyana impugna y sigue en la batalla legal por el territorio. ¿Cómo pinta el panorama para esta región? ¿Quiénes y cómo se ven beneficiados? Sputnik charló con expertos al respecto.
Un conflicto de larga data ha vuelto al foco. Desde hace más de 100 años Venezuela y Guyana mantienen un diferendo sobre la soberanía de la región del Esequibo, que abarca unos 160.000 kilómetros cuadrados al oeste del río Esequibo y posee grandes reservas de petróleo.
En 1966, ambas naciones firmaron un acuerdo para buscar una solución pacífica a esta disputa, pero Guyana introdujo en 2018 una demanda ante la Corte Internacional de Justicia en la que pide al tribunal validar legalmente el laudo arbitral de 1899 que le da control absoluto sobre el territorio.
Mientras Guyana se aferra al territorio, Caracas ha llamado a un referéndum y recientemente el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE) anunció que más de 20,6 millones de votantes están habilitados para participar el 3 de diciembre en la consulta en defensa del territorio Esequibo.
Al respecto, Georgetown acusó a Caracas de intentar «socavar» su soberanía, luego de que el Gobierno venezolano propusiera consultar a sus ciudadanos si están de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba que incluya, entre otros, el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de identidad venezolana.
El papel del referéndum
En entrevista con Sputnik, el maestro en Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela, Eduardo Valero, señala que, en términos políticos, el referéndum al que llama el Gobierno de Nicolás Maduro para definir el futuro del Esequibo es también una apelación al nacionalismo venezolano.
«Maduro necesita necesita plata, necesita abrir fronteras, necesita buscar sintonía con la sociedad venezolana (…) y el referéndum es, de alguna manera u otra, la apelación al nacionalismo», apunta el experto.
El académico de la Universidad Nacional Autónoma de México, Alejandro Martínez Serrano, señala que la llamada de Caracas a la consulta está dentro del margen de la legalidad, además de que parece ser una posible salida democrática del conflicto.
Sin embargo, la impugnación de Guyana podría frenar la consulta ciudadana, por lo que, señala el también profesor de la Universidad La Salle (México), ambas naciones podrían acudir a instancias internacionales que funjan como mediadores.
«Una de ellas sería la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que pudiera retomar el proceso de negociación entre las dos naciones que son miembros de la OEA y la otra podría ser el Consejo de Seguridad a nivel Naciones Unidas, que también podría abundar en esta problemática siempre y cuando fuera llevada a esa instancia», señala.
El papel de Washington
Ante la protesta venezolana por la licitación que realiza Guyana sobre yacimientos petrolíferos en el mar Caribe dentro de la zona que ambas naciones se disputan, el Gobierno estadounidense salió a respaldar la participación de la compañía ExxonMobil en la explotación del recurso.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, criticó la intromisión del subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de EEUU, Brian Nichols, mientras la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, hizo lo propio con el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ya que ambos apoyan la licitación de Guyana.
Para Alejandro Martínez, la rispidez entre Venezuela y Guyana podría beneficiar a Estados Unidos, un país que desde hace décadas se ha declarado en contra de las políticas de los Gobiernos de Caracas.
«Sabemos que el Gobierno estadounidense tiene una franca oposición en contra del Gobierno de Nicolás Maduro, entonces cualquier incidente que vaya o afecte a la política en Venezuela, pues Estados Unidos aprovecha para llevar agua para su molino», sentencia el analista.
Y es que el Esequibo, además de ser altamente valorado por sus recursos naturales, podría ser aprovechado por Washington como una oportunidad para tener «una mayor presencia en la región».
«Una presencia mayor de Estados Unidos tendería a presionar al Gobierno venezolano en su frontera con Guyana y quizá en un momento determinado, ya haciendo conjeturas, pues incluso una presencia de bases militares», agrega.
Sin embargo, para el politólogo y analista venezolano Eduardo Valero, a pesar del antagonismo entre Venezuela y Estados Unidos, lo cierto es que ambas naciones se necesitan para mejorar su economía.
Por un lado, indica, «Biden necesita, por el tema de Ucrania, y aquí entra el tema geopolítico, necesita un proveedor seguro que esté a cuatro días en barco» como lo es el caso de Venezuela, agrega el especialista, quien apunta a que el reposicionamiento económico de Caracas es algo que no solamente le convendría al país sudamericano, sino también a países como Brasil e incluso a Estados Unidos.
«Pudiese existir un interés entre Lula, Biden o Maduro de que en un necesario reposicionamiento de Venezuela como eje transformador de la economía al final existan presiones para que el Esequibo se lo den a Venezuela», agrega.
Y es que Caracas, abunda el experto, tiene una deuda con China, con Rusia, con la Unión Europea, mientras que PVDSA le debe también a Estados Unidos. Para saldar estas deudas, afirma el experto, es necesario echar a andar la industria petrolera de Caracas.
«Todos necesitan que se le pague su deuda, pero para que se le pague su deuda: la que tiene PDVSA en Estados Unidos, la que tiene Venezuela con Rusia y de alguna manera con Europa, se necesita volver a parar [erigir] esa industria petrolera», explica.
«A los americanos [estadounidenses] con su manera de ver el mundo, se van a ver beneficiados si el Esequibo se le queda a Venezuela o si se le queda a Guyana, pero pudiese existir un mejor crédito a nivel político continental si el Esequibo se lo dan a Maduro porque eso implicaría que las potencias occidentales lo obligarían a él a redefinir su posición en la geopolítica mundial», concluye.
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