Los catamarqueños asistimos azorados frente a la arremetida furiosa de un
diputado de la oposición, el radical castillista Tiago Puente, contra el nombramiento
como miembro del directorio del Banco de la Nación Argentina del señor Francisco
Mercado.
Señalar que carece de idoneidad para el cargo o que no tiene título después de
haber sido Asesor de Gabinete del mejor gobierno que, con la conducción de Lucía
Corpacci, tuvo Catamarca desde la restauración de la democracia, es agredir el
sentido común. Solamente se trata de una operación político-mediática de vuelo
corto. Es que nada, reglamentariamente, le impide ejercer la función asignada.
Frente a la avanzada, que afecta los intereses de Catamarca, se hace necesario
resaltar la incoherencia de la oposición catamarqueña, lamentable y corrupta.
Nada dijo Puente, ni tampoco otro dirigente radical, cuando hace cuatro años se
designó a Laura Alonso como titular de la Oficina Anticorrupción. Allí se imponía
contar con el título de abogado, que la beneficiada no tenía. Pero, además, Alonso
era una fanática macrista que destinó todas sus acciones a perseguir opositores y,
públicamente, se dio el lujo de decir que no investigaría a la administración de la
cual formaba parte.
Pero la hipocresía de estos fiscales de la moral pública llega a límites
insospechados. Forman parte del gobierno que, en base a saqueos, dejó sin el
Banco de Catamarca a la provincia o que entregó el servicio eléctrico a un
filibustero como Taselli, por señalar solo dos hechos emparentados con la
corrupción.
Tampoco los escuché decir una palabra sobre los Duvjone, González Fraga,
Marcos Peña y el mismo Macri, que llevaron al país al borde del abismo con una
crisis que no registra antecedentes en los últimos 70 años.
Pablo Ernesto Sánchez
Exdiputado Intransigente
El Esquiú