Seguramente, a aquellas personas que viven en ciudades pequeñas o pueblos los problemas de restricciones al trafico en zonas de la ciudad les suenen a chino. Para los que tenemos más o menos fortuna por vivir en ciudades como Madrid, debemos tener en cuenta que las zonas de restricción serán cada vez cada vez más amplias. También poco a poco nos irá sonando la “shared mobility” o movilidad compartida, como por ejemplo el «carsharing» (coche compartido).
Antes de explicaros las dos apuestas que el fabricante francés nos ofrece, me gustaría ampliar el término y dar un pequeño repaso de una forma genérica al concepto de movilidad compartida. Actualmente vivimos una verdadera invasión, a mi modo de ver muy positiva, de diferentes ejemplos de ello. Si tomamos de referencia nuestra capital, que sin duda es la ciudad más avanzada en este sentido en España, veremos cómo las bicicletas con asistencia eléctrica, motos o coches eléctricos y los recién incorporados patinetes eléctricos son capaces de aportar una movilidad hasta hace muy poco tiempo inimaginable en la ciudad.
En el futuro, la movilidad se basará en la pluralidad tecnológica, y el propietario o propietarios pasaran a tener un papel secundario. En el caso de la movilidad compartida, el posicionamiento actual es sin duda eléctrico. El triunfo en la fidelización de los usuarios es la simplicidad a la hora de usarlo. Solo debes de bajarte la aplicación que corresponda con el producto que quieras usar, rellenar tus datos y elegir forma de pago. Hoy día encontrarás incluso apps que te ofrecen todas las empresas disponibles.
Dentro de la app encontrarás un mapa y podrás buscar por zona el método de movilidad que quieras y que en ese momento tenga unidades disponibles más cercanas a ti. Seguidamente te ofrecerán unos veinte minutos de reserva. Te acercaras al coche, moto, patín, etc… y tras introducir en tu móvil un código que normalmente veras en el vehículo, ya estarás listo para comenzar la aventura.
El precio varía según la opción que hayas elegido pero suele ser bastante económico. Si lo comparamos con un taxi, rondará aproximadamente una tercera parte el coste. Quizás os preguntareis quiénes son los usuarios de estos servicios: pues está muy claro, lo son todos los que lo conocen. Vivir en una ciudad como Madrid ypoder disponer de un coche para acceder por zonas conflictivas y además aparcar sin coste alguno facilita el día a día.
No me olvido de los usuarios que llegan de vacaciones y descubren nuevas formas de conocer la ciudad. Compañías como Lime, que ofrecen patines eléctricos, están en diferentes ciudades y en diferentes países. Como ejemplo, hace unas semanas y con motivo del salón del automóvil de Paris, pernocté en esta ciudad. Si la conocéis sabréis que además, del Sena y la Torre Eiffel, Paris es muy conocida por el intenso tráfico. Al salir del Salón es común ver interminables colas esperando taxi y moto taxi. Este año se me encendió la bombilla y busqué opciones de movilidad compartida. A unos trescientos metros encontré un patinete eléctrico y de este modo me puse de camino al hotel. Eso sí, siempre tenéis que tener en cuenta las limitaciones de movilidad por distrito. Aunque en esto las compañías son muy específicas y no debería haber error si compruebas al finalizar el servicio que el vehículo está cerrado y disponible para que un nuevo usuario pueda reservarlo de movilidad.