Se compran sin receta y eso hace que algunos piensen que son inocuos. Sin embargo, su mal uso puede llegar a dar muchos problemas.
La razón es que los descongestionantes nasales de vasoconstricción que se aplican en la nariz –con un espray o nebulizador– dan un alivio muy rápido, pero ese efecto dura poco tiempo (unas pocas horas).
Eso hace que las personas tiendan a aplicarlo otra vez antes de lo recomendado, con lo que se supera la dosis “segura” al día de este medicamento, indica el Dr. Francisco Marín, médico de atención primaria.
LOS EFECTOS DE LOS DESCONGESTIONANTES
Para que este fármaco no te cause problemas deberías usarlo un máximo de 3-7 días(según el tipo de principio activo, consulta el prospecto). Y es que estos fármacos actúan a nivel del sistema nervioso induciendo una vasoconstricción en la mucosa, explica el Dr. Marín.
Pero el organismo, que es sabio, desarrolla mecanismos de compensación a esta «desinflamación forzada» provocando una inflamación todavía mayor. Así, si excedes la dosis, el propio descongestionante provoca una inflamación de rebote que dificulta mucho la respiración.
Si abusas se genera un efecto rebote y todavía sientes más congestión
Esto te puede llevar a un círculo vicioso (no puedes dejar de usar el descongestionante) y es complicado salir de él.
Y es que cuando intentas suspender el uso del fármaco se produce una congestión nasal tan fuerte que a veces resulta muy difícil resistirse a recurrir a él para lograr un alivio rápido, aun sabiendo que hacerlo no va a solucionar el problema. Con el tiempo, esto puede llevar a sufrir una rinitis crónica.
Para salir de este círculo hay que abandonar su uso paulatinamente. Si recurres a ellos desde hace tiempo puedes ir reduciendo la dosis poco a poco, intentando combinar su uso con el de soluciones a base de agua marina, que ayudan a limpiar las fosas nasales y pueden darte alivio sin suponer riesgo alguno.
COMO AFECTAN A LA SALUD
- Actúan sobre la tensión. Su uso prolongado puede causar hipertensión y provocar ansiedad, taquicardias, sudoración excesiva e insomnio. Conviene preguntar al médico en caso de sufrir hipertensión, alguna enfermedad cardiaca o si se toman antidepresivos, pues algunos pueden interaccionar con los descongestionantes.
- Puede doler la cabeza. Según un reciente estudio, la vasoconstricción que conlleva su uso continuo también puede afectar a los vasos sanguíneos del cerebro, causando un dolor de cabeza intenso. Se sospecha que esa vasoconstricción podría elevar a su vez el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
DESTAPA TU NARIZ SIN FÁRMACOS
Esa sensación de «taponamiento» tan molesta aparece al inflamarse la membrana que recubre la nariz por dentro y es, a su vez, la respuesta a una inflamación de los vasos sanguíneos.
Ante eso, muchos recurren a las gotas o aerosoles descongestionantes cuya función es “encoger” los vasos sanguíneos que están dilatados.
Algunos vasoconstrictores orales como la efedrina, la fenilefrina y la pseudoefedrina no generan efecto rebote, aunque tampoco se recomienda utilizarlos durante mucho tiempo.
Así, te proponemos controlarlo de forma natural.
- De día, bebe mucho líquido. Para mantener las mucosas hidratadas, bebe mucho agua, tisanas, caldos y zumos. El de naranja, rico en vitamina C, te ayudará más.
- De noche, humidifica el ambiente. Colocar humidificadores en la habitación evita que la mucosa nasal se reseque, una situación que puede empeorar el problema.
- Dormir con una almohada alta también te alivia porque facilita tu respiración y esta es otra manera de evitar que esa mucosa pierda humedad.
Los lavados con suero ayudan a «liberar» los orificios nasales
- Hazte lavados con suero. Cuando el exceso de mucosidad genera congestión nasal conviene realizar lavados con suero para «liberar» las fosas nasales. Consiste en aplicar el líquido en un orificio nasal (puedes encontrarlo en monodosis o sprays) con la cabeza ladeada. Después debes repetir el proceso en el otro orificio.
- Vahos o infusiones. Son recursos naturales a tu alcance que pueden ayudarte en determinados casos. Los más recomendados son los de pino, menta, eucalipto o abeto. También puede ayudar el aceite esencial de niauli, que se aplica en gotas en la nariz. Pese a ello, conviene que consultes con un especialista antes de tomarlos. Recuerda que también las sustancias naturales pueden provocar efectos secundarios o interactuar con otros fármacos que estés tomando.