El grupo parlamentario subcontinental justicialista, que integra el catamarqueño Damián Brizuela (FPV/Catamarca), advierte que no se están cumpliendo “los objetivos fundacionales del G20”, alterándose los propósitos de “la prosperidad indivisible y el crecimiento compartido…, no solo para los países desarrollados, sino también en los mercados incipientes y en los países más pobre del mundo”.
En ese contexto, señalan que por el nuevo acuerdo con el FMI (Fondo Monetario Internacional), la Argentina “ha vuelto a ser el ‘patio trasero’ de los intereses norteamericanos”, favoreciéndose “las corridas bancarias, el alto endeudamiento internacional, subas de precios, aumento del costo de vida, caída de salarios, crisis del aparato productivo, desindustrialización, pérdida de soberanía monetaria y una crisis de gobernabilidad latente que condiciona a la democracia misma”.
El documento
“Desde el Bloque de Diputados del Frente para la Victoria (FPV) del Parlasur expresamos, ante la próxima realización de la XIII Cumbre del G20 en Buenos Aires, nuestra preocupación por el incumplimiento de las metas fijadas en la fundación del grupo; el papel de las autoridades argentinas ante la crisis global y regional, y la situación política actual de nuestro país, de
“El mundo actual está sumergido en una guerra comercial entre las principales potencias económicas y militares, las cuales se reunirán en Argentina, País anfitrión cuyo gobierno se encuentra envuelto en una grave crisis de legitimidad y apoyo popular, producto del ajuste en inversión pública que ha paralizado virtualmente la economía y las finanzas.
“Es menester recordar algunos de los objetivos fundacionales del G20 incumplidos, que fueran levantados ante el susto del capitalismo industrial de la crisis financiera del 2008/2009: “Partimos de la creencia de que la prosperidad es indivisible; de que el crecimiento, para que sea constante, tiene que ser compartido; y de que nuestro plan global para la recuperación debe centrarse en las necesidades y los puestos de trabajo de las familias que trabajan con ahínco, no sólo en los países desarrollados, sino también en los mercados incipientes y en los países más pobres del mundo” decía el punto 3 de la declaración.
“La crisis que ocasiona la guerra comercial y militar mundial, tiene un capítulo especial para nuestro país. Argentina ha vuelto a ser el “patio trasero” de los intereses norteamericanos, verdadero polo de poder global, que frena el desarrollo de un verdadero multilateralismo. Las nuevas “relaciones carnales” de sometimiento a los intereses geopolíticos norteamericanos en la región, han favorecido las corridas bancarias, endeudamiento con el FMI y entidades financieras privadas, subas de precios, aumento del costo de vida, caída de salarios, crisis del aparato productivo, desindustrialización, pérdida de soberanía monetaria y una crisis de gobernabilidad latente que condiciona la democracia misma”.