Acá también todo el mundo está hablando de Rosalía. El mal querer, su segundo disco, fue votado como el mejor internacional del año en la Encuesta del NO. Un compendio de canciones inspiradas en la novela gitana anónima Flamenca, del siglo XIV, conforman una obra conceptual del flamenco pop. Luego de leer la novela en catalán, la española nacida en Barcelona conectó con el proyecto y contó la historia de una mujer que se casa con un hombre, quien por celos la mantiene prisionera. Y aunque hay un triángulo amoroso en el medio, el disco se centra en el hombre y la mujer.
A diferencia de la atmósfera lograda en Los Angeles, su primer disco, Rosalía decidió que El mal querer, coproducido con El Guincho, partiría desde la inspiración del cante rítmico. Lanzó las canciones como capítulos y la primera fue Malamente, inspirada en la copla y en las melodías típicas del cante. Tal es la pasión por el flamenco que la española lo estudió exhaustivamente a pesar de no tener sangre gitana y de haber sido acusada de apropiación. Las palmas crudas de los cantes son características del género y están presentes en el disco, lo cual, junto a los loops, genera una especie de hipnosis inevitable.
Luego de lanzar como adelantos en YouTube Malamente y Pienso en tu mirá, Rosalía Vila Tobella firmó contrato con Sony. Los videos resultaron un anzuelo irresistible para esa compañía. Ella creía que El mal querer era un proyecto grande y necesitaba que su equipo creciera. Aclaró, además, que no tuvo que cambiar nada: ni su visión artística ni la dirección de su emprendimiento.
Su segundo álbum es entonces un hecho trascendente, que articula con exquisitez el melodrama propio del flamenco con el desgarrador relato actual r&b de la mujer. Así el trayecto del disco propone un viaje por las etapas de una relación desigual; comienza por el augurio, pasa por los celos, el sufrimiento y, finalmente, el empoderamiento de la mujer. Entre la voz, el ritmo y la música envolvente que parece que hechizara, El mal querer resulta una obra de arte.
